Elecciones de 1983: El año en el que el rock no temió tomar partido

A la salida de la última Dictadura, los músicos más representativos de la escena argentina se proclamaron por los diversos candidatos de la contienda a través de distintas maneras.

De todas las restituciones democráticas, la de 1983 se distingue por haber significado el estreno del marketing político en una decisión electoral. Los tímidos antecedentes de Juan Domingo Perón y Álvaro Alsogaray en 1973, primeros interesados en esos nuevos servicios, no tuvieron punto de comparación con los treinta spots televisivos y los veinte anuncios gráficos y radiales que registró el postulante radical Raúl Alfonsín a instancias del publicista David Ratto y su equipo de trabajo. La utilización de su imagen a partir de la coincidencia entre sus iniciales y las de la República Argentina llevó al politólogo Gustavo Martínez Pandiani a considerar que "por primera vez, una campaña política concibió a un candidato como un producto".

La prescindencia de estas herramientas por parte del aspirante justicialista Ítalo Luder se vio reflejada en la abultada diferencia final a favor de Alfonsín, aunque de todos modos el intenso clima político abrazó a ambos por igual ya que cada uno supo congregar cerca de un millón de personas en sus actos de cierre de campaña. El rock, que había acaudalado una prominente base social, también salió a manifestarse.

Charly García, Nito Mestre, Miguel Abuelo, Miguel Mateos, Cachorro López (Los Abuelos de la Nada), Fabiana Cantilo, Gringui Herrera, Patricia Sosa, los hermanos Federico, Marcelo y Julio Moura (Virus), Vitico (Riff), Oscar Moro (Serú Girán), Alejandro Lerner y Rubén Rada, y los productores Daniel Grinbank, Oscar López y Pity Iñurrigarro acompañaron con su firma una solicitada de adhesión a la candidatura de Alfonsín. Incluso Raúl Porchetto, quien había manifestado su desconfianza el año anterior cuando escribió "Che pibe, vení, votá".

En esa canción había participado como invitado León Gieco, quien concurrió a una cena en la casa del candidato Oscar Alende (que logró poco menos del 3 por ciento con el Partido Intransigente). Luis Alberto Spinetta le dijo a revista Pelo que votaría por "el candidato que más se asemeje a lo que yo quiero, a pesar de que los veo a todos demasiado adustos, solemnes, histéricos y cabezones".

La revista El Porteño y su suplemento Cerdos y Peces organizaron el festival "Encuentro por la vida" para promover candidaturas de los demócrata-cristianos Augusto Conte (a diputado nacional) y Néstor Vicente (a concejal por la ciudad de Buenos Aires). Las consignas eran "los derechos humanos al parlamento" y "nunca más el terror, la injusticia y la tortura en la Argentina" y despertaron el entusiasmo de Miguel Cantilo, quien se refirió a Conte como "una persona muy clara en lo que quiere, me siento identificado con sus propuestas y proyectos y me gustaría que llegara a la diputación".

El evento en ciernes se realizó el 23 de octubre en Parque Lezama y participaron Miguel Abuelo en plan solista, Fontova Trío, Celeste Carballo y Los Redonditos de Ricota, que aún no tenían discos y tampoco contaron en esa oportunidad con la participación del Indio Solari. El guitarrista Skay Beilinson, que entonces tuvo que hacerse cargo de las voces, recordó: "Eran los comienzos de la banda como tal y la consigna era 'Los derechos humanos al parlamento'. El Indio no quería participar de cosas así, así que fuimos y canté yo porque me parecía algo interesante de apoyar".

El periodista Roberto Pettinato lo había señalado en 1982 cuando escribió en la revista Expreso Imaginario que "hoy el rock es algo grande, al punto que muchos políticos quisieran colgarse una guitarra eléctrica con tal de captar la atención de la juventud". La asunción de Raúl Alfonsín a la Presidencia de la Nación (luego de haber vencido con el 52 por ciento de los votos) y el consecuente retorno de la democracia a la Argentina fue celebrado como un desahogo tras tantos años de oscuridad. El 10 de diciembre hubo largos festejos en plazas públicas con músicos de todos los estilos.

En esos días finales de 1983, Charly García concedió una larga entrevista en la cual se refirió a la reinstauración democrática y también a los recitales organizados bajo la tutela política: "Creo que el rock, en cierta medida, ocupó el vacío dejado por la política. Pero hay que tener cuidado cuando se dice esto, pues el rock también fue reprimido. Hace apenas tres años, ser rockero era ser medio kamikaze pues en los recitales la cana llevaba hasta a los músicos. El rock ganó ese espacio vacío pero lo ganó en buena ley, fue el único que aguantó. Los pibes que iban a los recitales sabían que podían volver a dormir en prisión. Creo que hubo una valentía increíble en el sentido de aceptar que "yo no soy igual a los demás" e ir a un recital con la paranoia que te agarraba un cana y te mataba a trompadas simplemente porque estabas en un recital de rock".

Fuente: RP

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