ARA General Belgrano: la tragedia que marcó a fuego la Guerra de Malvinas

El 2 de mayo de 1982, el ARA General Belgrano fue hundido por un submarino británico. Murieron 323 argentinos. Fue el ataque más letal de la guerra.

Redacción El Nacionalista

El 2 de mayo de 1982, el crucero argentino ARA General Belgrano fue hundido por un submarino británico fuera de la Zona de Exclusión Total. Ese ataque cambió el rumbo de la Guerra de Malvinas y provocó la muerte de 323 personas, casi la mitad de las bajas argentinas en el conflicto. A las 16:02, dos torpedos del HMS Conqueror impactaron contra el buque, que se encontraba en tareas de patrullaje al sur del archipiélago.

El primer proyectil perforó el casco y causó los daños más graves. El segundo afectó el sistema eléctrico de emergencia. "El hundimiento no fue un crimen, el verdadero crimen es la guerra", declararía años más tarde el comandante Héctor Bonzo, último en abandonar la nave. El rescate se concretó 21 horas después, en condiciones extremas de frío. Muchas de las muertes se produjeron durante esa espera en balsas a la deriva.

El General Belgrano era una embarcación con historia: había sido construido en 1938 como USS Phoenix y sobrevivió al ataque a Pearl Harbour. En 1951 fue adquirido por la Argentina, primero bajo el nombre ARA 17 de Octubre y luego renombrado tras la Revolución Libertadora. En 1982 fue incorporado a la flota de combate durante el conflicto en el Atlántico Sur. El 1 de mayo había recibido órdenes de avanzar y luego de replegarse. La decisión de Margaret Thatcher de atacarlo fue parte de una estrategia para obtener ventaja naval. Documentos desclasificados revelaron que el objetivo británico era doble: causar un fuerte golpe y dar un mensaje claro de poder militar.

El lugar donde se hundió fue declarado tumba de guerra. A bordo iban 1.093 tripulantes. Sobrevivieron 770. "No hubo escenas de pánico. Se evacuó con orden, con camaradería, manteniendo los rangos y las tradiciones navales", relataron quienes lograron escapar. A pesar de las denuncias por el ataque fuera de la ZET, la Armada Argentina no presentó reclamos formales. Para muchos, el hundimiento fue una acción bélica legítima. Para otros, una herida abierta que aún duele.

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